Durante algo más de tres años, compatibilicé mis estudios universitarios con un trabajo a media jornada los fines de semana en esta conocida franquicia de pizzerías. En un momento determinado, compuse este poema utilizando los nombres de todos y cada uno de los trece trabajadores que en aquel momento trabajábamos allí.
Espero que a todos guste la leyenda de "La Pizza"
que no existe, es inventada...
pero la gente la cree,
pues sabiamente se dice,
pues sabiamente se dice,
que es como casa encantada.
Léela y ya verás como quedarás prendada
de un poema original,
pues todos los nombres usa:
de los pizzeros, pizzeras, cajeros y las encargadas.
En este local colorado,
no en las Tablas de Daniel;
muy más allá del Río Nuria,
¿o era Turia?... ya no sé.
En un establecimiento,
repleto de fantasmas, hadas...
(son auxiliares, cajeros...
algunas también encargadas).
Niobe por todas las cimas,
Laura sentada lo ve:
que no versan; sino riman,
mas no importa... lo hacen bien.
Al fondo ópera Carmen,
adentro Cristal y sangre...
Jessi, no grites, ¡cobarde!
pues hay penumbras también.
¡Qué horror!, ¿Qué sucedió?
-pregunta José María-
que con el coche venía
de hacer pedidos, a Esther.
David, ése de "esbelta" figura,
¿ha caído en sepultura
por un amor en doncel?
No lo sé -dijo la bella señora-
que está muy engalanada
y no concede entrevistas
pues es encargada ahora.
Pues pregúntale pronto a Alina
porque no sé lo que hacer,
Venga Raúl, ¡a oficina!
(se acabó la masa fina
y tan sólo son las diez).
Jesús en todas las esquinas,
figuras cuelgan del techo,
Ángela lo da por muy hecho
y no pregunta más nada.
¡Lo sé!, es una empresa encantada
-dijo a Caro, asegurada.
Se oyen caballos al paso,
Fernando en la portería;
entran, y a los que allí había
aclaran habladurías.
Todo el pueblo queda a oscuras,
Eva consigue una antorcha,
¡Ten cuidado!, pues no aTino
y puede, si no adivino,
que dé a alguien en la tocha.
Así termina la historia,
la leyenda de "La Pizza"
que por mucho que se armase
y muchos santos se alzasen
no diome miedo, sí risa,
y no por ello cambié:
pues sigo aunque de esto hubiese
aquí, yo, en el Telepizza...
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